Les fabes hay que dejarlas a remojo cubiertas por agua fría durante la noche anterior. En otro recipiente, en agua templada, también se ponen a remojo el jamón, el tocino entreverado y el lacón -la pata delantera del cerdo-.
Cuando llevan una hora cociendo se les añade un sofrito a base de aceite, media cebolla, azafrán y pimentón dulce. Transcurrido el tiempo de cocción, les fabes tienen que dar la impresión de están tan suaves como la manteca. Se prueban para ver si es preciso rectificar el sabor con un poco más de sal y se dejan reposar durante una hora.
En el caso de que la fabada quedase con un caldo excesivamente ligero se pueden aplastar algunas fabes con un tenedor o un pasador y la pasta resultante se añade, se revuelven con suavidad y se dejan cocer un poco más. Antes de servir la fabada se trocea el compangu y, o bien se presenta en una bandeja aparte, o se reparte en fuentes de ración de barro con les fabes.¡A COCINAR Y A DISFRUTAR DE BUENAS VIANDAS! ACOMPAÑADAS DE UN BUEN VINO, O MEJOR AÚN, COMO LO HACEN EN LA TIERRINA ASTURIANA “CON UN CULÍN DE SIDRA NATURAL”. ¡BUEN PROVECHO!.

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