Queridos amigos, me dirijo a vosotros desde lo más profundo de mí ser. Me han llegado imágenes del maltrato a los perros en algunas perreras, y no tengo por menos de dar a conocer mi indignación y mi tristeza.
¿De veras, como los llamados seres humanos, podemos ser capaces de ser tan crueles y estar tan faltos de sentimientos básicos?.
Somos capaces de mantener hacinados, sin alimento, sin limpieza, y menos aún, sin un poco de calor, a perros, que su único pecado en el mayor de los casos, es el haber sido mascotas de algún ser de dos patas, al que respetaban, cuidaban y sobre todo les era fiel. Sin hacer ningún tipo de valoración a ese amo, si es buena o mala persona, si es alto o bajo, si es guapo o feo, si es un alto cargo o es un simple ciudadano, en fin, es el castigo al amor, a la mistad, a la fidelidad.
Claro está que si analizamos bien, no nos debe sorprender, pues son palabras tan profundas, y tan intensas, que en estos momentos de la historia han perdido para muchos ciudadanos de este planeta, su verdadero sentido. Un mundo en el que la soledad nos abruma, la confianza en el prójimo ni nos lo planteamos, pues nos da temor, el amor y la entrega, es algo trasnochado y en muchos casos cursi, y en la realidad llega a ser hasta un medio de aparentar ser mejores.
Qué tristeza me da, de veras, esta Sociedad, estas muestras de falta de humanidad, con unos seres tan indefensos y tan maravillosos, los perros, a los que hemos ido introduciendo en nuestras vidas, para darnos compañía, calor, confianza, ayuda y en muchos casos, hasta su trabajo para rescatar, buscar y colaborar en grandes catástrofes, como perros-guía, siendo los ojos de un ser de dos patas, con total entrega y confianza mutua, ¿se puede dar más pruebas de amor y amistad?.
Se también, que las personas que amamos a los perros, y a los animales en general, esto lo entendemos de igual modo.
Pero si mi reflexión sirviera tan solo, para que una de esas personas que desconocen el amor a los perros, a la naturaleza, para que comience a plantearse la posibilidad de intentar entender y conocer algo que desconoce, e intenta acercarse a los más profundo de su ser como ser humano, para encontrar un resquicio de sensibilidad-humanidad para poder ver, intuir, y más tarde sentir, el placer de amar, de acercarse a lo más básico, lo natural, de donde procedemos, lo que somos, con el mero hecho de acariciar un perro, sentir su calor, su cercanía, y compartir su mirada limpia, sincera, transparente y enérgica. Pues me sentiría plenamente feliz.
Pero no son solo las personas claro, también están muertas y degradadas las Instituciones que dicen ser los que los recogen de su abandono en las calles, que luego depositan en verdaderos campos de concentración, y que con toda su frialdad, dejan abandonados en celdas, y a su suerte a estos pobres infelices. No sé cómo pueden soportar sus caras de terror, sus ojos de tristeza y perplejidad, su abandono físico, día a día y pueden vivir luego con sus familias y sus semejantes sin ningún remordimiento.
Sé que la sociedad tiene muchas lagunas, pero en países como el nuestro que se llama civilizado, no puede aceptarse ni un solo desliz en este sentido, pues es como reconocer que no somos seres humanos, que seguimos siendo seres sin civilizar, y que nuestra evolución ha sido inversa, es decir, no solo hemos evolucionado, sino que dejamos de ser seres vivos, para pasar a ser seres inhumanos, y de otra denominación que desconozco.
Ruego, y grito por el amor y sobre todo el respeto a estos seres maravillosos, que hemos domesticado, a los que tenemos mucho que agradecer, y que se han unido a nosotros en una fusión de amor y amistad con su fidelidad sin límites, para luego maltratarlos y abandonarlos, como si de cualquier objeto se tratase. Pues tendré que hacer hincapié en que respiran, que se alimentan, y lo más importante, tienen sentimientos, y son inteligentes.
Procuremos denunciar todo aquello que veamos impropio, e intentemos gota a gota ir haciendo desaparecer este tipo de crueldad, pues eso hará mejor al ser humano, y este planeta seguramente nos respetará también, si le respetamos nosotros.
Buen día, y abramos una ventana a la esperanza en el conocimiento del hombre en su fusión con la naturaleza, de donde procedemos y con quien compartimos nuestra vida, nuestra existencia.
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