Queridos, lectores, seguidores o sencillamente y ocasionalmente personas que accedéis a este blog, al que de vez en cuando vuelvo para comunicar algo, que deseo de alguna manera transmitir. Hace tiempo que no escribo nada, y es más, quien entra en mi blog, aunque sea por casualidad puede observar mi amor y dependencia de la bella y amada Asturias por mí.
En estos momentos estoy en Asturias, aunque sea ya por pocas horas, pero finalmente aquí me he decidido a transmitir un pensamiento, mejor aún, un sentimiento que desde hace meses tengo dentro de mi ser, y es, mi situación de ex-empleado de una Entidad como Bankia, para mí, Caja Madrid, al que le he dedicado 35 años de mi vida, profesionalmente y humanamente, y a estas alturas de mi vida me encuentro totalmente vacía y desangelada, entiendo que no es una excepción, ya que como muchos de mis compañeros, los cuales en activo no pueden, o mejor dicho, no deben comunicar cuales son sus verdaderos sentimientos y situaciones colaterales, por y para defensa de su propio trabajo. Pero hete aquí, que yo, estoy fuera, y no vamos a entrar en honduras, pudiendo expresar mis sentimientos y sensaciones sin miedos ni coacciones, cosa que se lleva mucho en el día a día de todos y cada uno de los españoles de bien.
Pues bien, que puedo decir, que a pesar de las malas artes, las malas maneras, y sobre todo el egoísmo, con el que nuestros dirigentes han actuado, debo defender el buen hacer, el cariño, la profesionalidad, la entrega y la motivación que tanto mis compañeros, como yo, hemos ido poniendo día a día, creyendo en la labor, el trabajo y el buen hacer que beneficiarían a nuestro objetivo común, el amor y el carisma de una empresa para todos y cada uno de nosotros, así como para cada uno de nuestros clientes el pertenecer a una Entidad como Caja Madrid, en la que creíamos y amábamos a pies juntillas, aunque hay personas que se rían y se burlen de esta actitud, de este sentimiento.
Por lo tanto, reclamo el derecho no al pataleo, ni mucho menos, sino al derecho de dejar claro, que son los menos, eso sí, los poderosos, los que tienen notoriedad, los que han puesto a esta casa en el ojo del huracán, pero que en lo mas remoto de su ser, y en su esencia, no es eso, es mucho más que todo lo que nos están vendiendo cara a la galería. Es por ello que pido un poco de sentido común, y un recuerdo a las miles de personas que han trabajado con interés, esfuerzo, renuncias y entrega para el buen hacer, y con honestidad, por el crecimiento, reconocimiento y orgullo de trabajar o pertenecer tanto en la empresa como empleados o como Clientes, sin ningún tipo de límites o condicionantes.
Pido que se aclaren todos los desmanes, golferías y despropósitos con nombres y apellidos, así como una pena ejemplarizante y correctiva para que en lo sucesivo no jueguen con nuestro trabajo, esfuerzo, ilusiones y sobre todo y lo más importante, con nuestras vidas.
Deseo que la justicia funcione, que devuelvan todas esas sumas millonarias tan indebidamente atesoradas para su cuenta personal, que sean sus nombres puestos en negrita en todos los titulares de la prensa, nacional e internacional, que se sientan avergonzados por tanta mezquindad, y que de alguna manera devuelvan el orgullo, la tesorería, el carisma y el objetivo común de luchar por algo que merece la pena, y que está bien , tanto para nuestros clientes, los realmente dueños de la empresa, y de las personas que con su día a día, con su esfuerzo incluso la renuncia en muchas ocasiones, a una estabilidad personal familiar, intentan ganarse la vida en un lugar en el que creían estaban haciendo algo "profesionalmente bueno y distinto", y sus clientes creían en ello como documento de identidad con la institución que a ambos nos mantenía unidos.
Por lo tanto, agradezco públicamente a muchos de mis superiores, gente excepcional, a la que nunca podré olvidar mi agradecimiento personal por sus enseñanzas y amistad, pero también debo proclamar mi deseo de justicia para aquellos que creyéndose con la antorcha de la impunidad, han desgajado, corrompido, destrozado y manipulado una empresa como Caja Madrid, a la que muchos españoles hemos de alguna manera amado, y usado como estandarte de buen hacer, tranquilidad, desarrollo e interés común, para que ahora cuatro mediocres, inútiles, mal intencionados, en definitiva, malas gentes, puedan con todo este trabajo diario y de muchos y muchos años por el mero placer de sentirse intocables.
Pido que la justicia actúe, no solo en base a lo material, sino también, al daño moral y profesional que se ha llevado a efecto con una Entidad como Caja Madrid, que así sea.
¡Hasta pronto y por siempre! querida gente de bien.